El 28 de julio se conmemora el Día de la Deuda Ecológica, el momento del calendario en el que los seres humanos habrán consumido el valor equivalente a un año de los recursos naturales del planeta.
Durante el resto del 2022, la humanidad estará acumulando una deuda medioambiental, consumiendo más de lo que la Tierra puede reponer de forma natural en un periodo de 12 meses, lo que mermará los recursos disponibles para las generaciones futuras. Al mismo tiempo, estaremos produciendo residuos como las emisiones de dióxido de carbono.
La Global Footprint Network (GFN), grupo de investigación sin ánimo de lucro, calcula el día de la deuda ecológica cada año desde el año 1970 . Durante ese tiempo, se ha observado que el exceso se produce antes cada año, excepto en 2020, cuando los confinamientos por el coronavirus frenaron la actividad económica. Esto redujo drásticamente la huella ecológica de la humanidad y logró retrasar el Día de la Deuda Ecológica en unas pocas semanas.
Resulta preocupante que, conforme la economía global resurgía de la pandemia, el Día de la Deuda Ecológica ya haya vuelto a donde se encontraba en 2018.
Es probable que el sombrío titular ejerza presión sobre los responsables políticos que se reunirán en Egipto en la cumbre sobre el clima de la COP27 en noviembre. Es probable que la conferencia de la ONU se centre en la adaptación al calentamiento global y el aumento de la resiliencia a medida que los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes (desde olas de calor hasta sequías) pongan en peligro la vida de las personas.
