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Suministro de agua público frente a privado

Septiembre 2023
Material de marketing

Agua para todos y en todas partes

El agua es esencial para la vida, pero la cuestión de cómo distribuirla se ha convertido en un asunto delicado. Creemos que la inversión, tanto pública como privada, es de una importancia crucial.

El mundo necesita cerca de 13 billones de USD de inversión en infraestructuras de agua y alcantarillado durante el próximo cuarto de siglo. Es un reto al que ni el sector público ni el privado pueden hacer frente por sí solos. No obstante, su esfuerzo conjunto debe estar gestionado con inteligencia y basado en el pensamiento a largo plazo. La experiencia demuestra que no hacerlo así conduce a resultados fallidos por ambas partes.

Para lograr un acceso universal al agua de aquí a 2050 –es decir, que todos los hogares tengan acceso a fuentes seguras de agua, a un saneamiento seguro y que el tratamiento de aguas residuales se convierta en la norma urbana– es necesario invertir 8,8 billones de USD en infraestructuras en los países en desarrollo y otros 4,1 billones de USD en los países desarrollados, según los cálculos de David Lloyd-Owen, experto en el sector del agua y asesor del Comité Consultivo Temático de Pictet1.

Esto supone una inversión anual de aproximadamente 370.000 millones de USD. En cambio, la inversión anual actual en bienes de capital en el sector del agua es de tan solo 287.000 millones de USD, excluida la agricultura, según un análisis de Pictet Asset Management. Las estimaciones de la industria varían –por ejemplo, la OCDE calcula que la inversión necesaria es de 1 billón de USD al año–, pero la mayoría coincide en que existe un enorme déficit entre lo que se necesita y lo que se está invirtiendo.

Camino por recorrer

No cabe duda de que se necesitan infraestructuras. El agua insalubre provoca 1,2 millones de muertes prematuras al año, y alrededor del 6% de las muertes en los países de rentas bajas son consecuencia directa de fuentes de agua no apta para el consumo2. En 2022, una de cada cuatro personas en todo el mundo no tenía acceso a agua salubre y el 43% carecía de acceso a sistemas de saneamiento seguro3. Incluso entre los países de rentas altas, el 6% y el 9% carecían de acceso a agua salubre y saneamiento seguro, respectivamente. Al ritmo actual, en 2030, el 23% y el 35% seguirán careciendo de acceso a agua salubre y saneamientos seguros, respectivamente. 

Figura 1 - Suministro deficiente para los pobres
Proporción de la población con acceso a instalaciones de agua potable, por renta del país, 2020
Acceso al agua
Fuente: Our World in Data. Datos a 24/07/2023.

Uno de los problemas es que muchas de las redes de distribución de agua de las que dependen los países desarrollados se construyeron en el siglo XIX, durante la primera gran oleada de implantación del saneamiento público. Por ejemplo, Londres sigue utilizando el enorme sistema de alcantarillado de Joseph Bazalgette, terminado en 1875. Pero, por mucho que constituya un milagro de la ingeniería, ya no puede satisfacer las necesidades de la metrópoli. Por eso, en 2025, se complementará con el Thames Tideway Tunnel, una infraestructura de alcantarillado de 25 km que discurre, en parte, por debajo del río Támesis y cruza Londres de punta a punta. 

En pocas palabras, se necesitan inversiones, ya sean públicas o privadas. Por lo tanto, es probable que suban tanto la inversión en bienes de capital como las facturas del agua en todo el mundo.

¿Público o privado?

Mientras que el 20% de la población mundial es abastecida por proveedores privados, el 80% restante recibe su abastecimiento de agua de empresas estatales o no recibe ningún abastecimiento. No obstante, las enormes deficiencias del suministro y la calidad reales indican que los gobiernos podrían no ser los mejores proveedores de este bien público esencial.

Por un lado, los proveedores estatales necesitan una estructura de incentivos y una supervisión adecuadas, lo que no siempre ocurre. Son demasiados los países, como Indonesia y Kenia, en los que el abastecimiento es óptimo para los ricos, pero insuficiente para el resto de la población. Las deficiencias tampoco se limitan a los gobiernos de los países en desarrollo. La crisis del agua ocurrida en Flint (Michigan, EE.UU.) entre 2014 y 2017, donde hasta 12.000 niños estuvieron expuestos a altos niveles de plomo contenidos en el agua, se debió a un fallo del Departamento de Agua y Alcantarillado de Detroit. Allí, el empeño de la autoridad local en ahorrar lo que a fin de cuentas era una pequeña suma de dinero, generó unos enormes costes sociales y de reparación. 

Además, los gobiernos crean distorsiones a través de subvenciones y otros errores cometidos a la hora de poner un precio adecuado al agua. Es lo que ocurre en el estado norteamericano de California donde ha prosperado, en un entorno semidesértico, una agricultura que consume grandes cantidades de agua gracias a su precio artificialmente barato que, a su vez, se debe en gran medida al poder de los grupos de presión del sector.

De igual modo, también se producen fallos en el sector privado como los ocurridos recientemente en el Reino Unido, donde las compañías privatizadas de agua de Inglaterra y Gales han sido sometidas a un considerable escrutinio a raíz de los casos de vertidos de aguas residuales en ríos y playas públicas. 

Los matices son necesarios

El Reino Unido ofrece una comparación especialmente interesante de la prestación pública y privada de servicios de agua. Cada una de sus naciones –Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte– adopta un enfoque diferente. Las 10 empresas de agua y alcantarillado de Inglaterra y Gales se privatizaron en 1989. Las 9 empresas inglesas son una combinación de empresas cotizadas, participadas por capital privado y filiales de empresas internacionales. Welsh Water es una empresa privada sin ánimo de lucro. En Irlanda del Norte y Escocia siguen siendo un monopolio gubernamental. En general, las empresas privadas han obtenido mejores resultados, con niveles de fugas más bajos, un tratamiento más avanzado de las aguas residuales y una mayor calidad del agua potable. 

Su inversión en infraestructuras desde la privatización es proporcionalmente mayor que en los años 70 y 80, cuando el sector estaba en manos del Estado. Sus servicios también se gestionan de manera más eficiente. Por ejemplo, un hogar que consuma 10 metros cúbicos de agua mensuales pagaría 82,7 USD al mes en Glasgow (Scottish Water), frente a los 39,4 USD de Londres (Thames Water) y los 53,3 USD de Cardiff (Welsh Water)4. El agua es “gratuita” en Irlanda del Norte, lo que significa que se paga a través de los impuestos generales. 

Algunos de los recientes escándalos sobre vertidos de aguas residuales en las escorrentías se deben a que en Gran Bretaña el control es más estricto que en otros países europeos donde, por ejemplo, la calidad del agua de las playas puede tardar varios días en evaluarse tras unas fuertes lluvias. Es más, calculamos que las compañías de abastecimiento de agua británicas son responsables de menos del 30% de la contaminación fluvial, siendo la agricultura y la industria las principales causantes del problema.

Algunos de los fallos, sin embargo, tienen que ver con deficiencias de la normativa. En términos generales, los gobiernos han mejorado mucho a la hora de negociar y estructurar las colaboraciones público-privadas para el suministro de servicios públicos. Aunque hace 30 años muchos contratos estaban mal concebidos y terminaban de manera conflictiva, desde entonces los funcionarios han creado muchos precedentes sobre la manera de enmarcar los acuerdos de modo que garanticen el cumplimiento de sus objetivos con un coste inferior al que ellos podrían hacerlo como empresa estatal. Pero aún hay aspectos en los que los organismos reguladores no están a la altura –por ejemplo, por su escaso conocimiento de cómo funcionan las empresas de capital privado, como en el caso de Thames Water.

Hacer las cosas bien

Los monopolios bien regulados pueden lograr excelentes resultados, incluso en entornos de prueba. En Manila y Phnom Penh, el sector privado ha proporcionado abastecimiento de agua universal y fiable con relativamente pocas pérdidas por fugas y robos: un 11,6% en Manila5 y un 8,5% en Phnom Penh6, frente a cerca de un 25% en Londres7.

 En las dos últimas décadas, muchos contratos de participación del sector privado se han centrado en el desarrollo de activos y redes de tratamiento de agua y aguas residuales, mientras que los municipios se han concentrado en los aspectos del servicio de cara al cliente. Esto ha permitido reducir drásticamente el coste de desarrollar nuevos activos8.

Figura 2 - Un mundo sediento
Consumo de agua dulce por región total, miles de millones de metros cúbicos, 1901-2020
Consumo total de agua
Fuente: Our World in Data. Datos a 24/07/2023

No obstante, en general, ya sean públicas o privadas, las tarifas de agua y alcantarillado que cubren los costes son el modelo preferido porque son sostenibles –aunque se pueden conceder subvenciones específicas cuando surgen problemas de asequibilidad. Lo más importante es que los inversores interactúen continuamente con las empresas de abastecimiento de agua con el fin de mejorar los resultados en materia de contaminación y fijar sistemas de incentivos que, a su vez, mejoren los resultados medioambientales y financieros.

El agua limpia y el saneamiento seguro son elementos verdaderamente esenciales de la vida. Su suministro debe gestionarse de manera eficiente y con el fin de obtener el máximo beneficio. Con frecuencia, esto implica la participación de empresas del sector privado, aunque sea con una supervisión regulatoria adecuada. También es preciso desarrollar las competencias técnicas y la capacidad para diseñar y llevar a cabo las obras necesarias. Se trata de desarrollar las formas más eficaces de que los sectores público y privado trabajen juntos por el bien común9.

Argumentos a favor de la inversión

Derecho humano

Los balances del sector público están al límite en todo el mundo y parece que siempre se anteponen otras prioridades políticas. Por ello, seguimos convencidos de que, si cuentan con el marco regulador y la supervisión adecuados, además de con la ayuda de propietarios activos responsables, las empresas cotizadas de abastecimiento de agua se encuentran en una posición idónea, mediante su enfoque, competencia y transparencia, para promover un cambio positivo, contribuyendo al derecho humano al agua declarado por la ONU.

Retribución justa

A nivel global, las empresas y los organismos reguladores deben colaborar para garantizar que se realicen las inversiones necesarias sin perjudicar la asequibilidad de los clientes –una inquietud especialmente pertinente ante la crisis del coste de la vida y las consideraciones políticas– ni restringir la financiación. Esto requerirá grandes cantidades de capital por parte de inversores privados como nosotros lo cual, a su vez, requiere un sistema de retribución claro y justo para las empresas que lo proporcionen. Seguiremos dialogando con nuestras empresas y con los organismos reguladores para asegurarnos de que esto siga siendo así. En los últimos años, hemos tendido a preferir el perfil de riesgo-rentabilidad de las “utilities” estadounidenses reguladas.