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Sostenibilidad medioambiental

Luces y sombras de una materia prima estratégica: el litio

Noviembre 2022

El litio es una materia prima estratégica de gran valor para el proceso de descarbonización, uno de los hitos en la lucha contra el cambio climático. Y lo es porque es un componente clave de las baterías que dan energía a los vehículos eléctricos, además de dispositivos de uso común como ordenadores y móviles. ¿Cómo se extrae el litio? ¿Quiénes son sus principales exportadores y por qué es tan importante?

Aproximadamente, el 85% de las reservas de litio en el mundo se concentran en países de Latinoamérica como Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Sin embargo, la estrategia de explotación y comercialización del litio podría cambiar de continente en los próximos años, a medida que la tecnología nos permite localizar nuevos yacimientos y perfeccionar las técnicas de extracción. Por ejemplo, Ucrania dispone en la actualidad de unas 500.000 toneladas de litio en reserva, lo que pone de relieve la importancia geoestratégica de aquellos enclaves donde se concentran las reservas de este material y las dinámicas internacionales para hacerse con su control y explotación.

¿De dónde y cómo se extrae el litio?

El litio es una materia prima estratégica para la descarbonización industrial ya que es el metal más ligero del planeta y conduce muy bien tanto el calor como la electricidad, lo que es clave para la fabricación de las baterías de coches, ordenadores y teléfonos móviles, entre otros. La capacidad que tiene el litio para almacenar la energía derivada del sol o el viento es otro de los puntos que posee este material para convertirlo en el foco de la transición energética.

El litio se extrae, principalmente, a partir de tres tipos de depósitos: salmueras, rocas sedimentarias y roca dura, como la pegmatita. Los primeros suponen el 66% de los recursos de litio en todo el mundo y en general su producción es más rentable si la comparamos con las rocas duras.

Sin embargo, la extracción de este mineral conlleva unos riesgos medioambientales. Según Euronews, la extracción de litio puede “provocar la degradación del suelo, la escasez de agua, la pérdida de biodiversidad, el daño a las funciones del ecosistema y el aumento del calentamiento global”. En este sentido, es necesario valorar las desventajas de la extracción de este mineral y los beneficios que nos aporta, sin perder de vista que la innovación tecnológica puede enfocarse en minimizar el impacto de la extracción del mismo.

¿Quiénes son los principales productores de litio en el mundo?

Los últimos datos oficiales son de 2021 y revelan que Australia fue el líder mundial en producción de este mineral, con un volumen aproximado de 55.000 toneladas métricas. Chile y China ocuparon el segundo y tercer puesto, respectivamente, con 26.000 y 14.000 toneladas.

El valor del litio se ha disparado enormemente en la actualidad debido a que el ritmo de extracción y refinamiento es lento. Una tonelada de litio costaba en 2012 4.202 euros. Ahora, esa misma cantidad supera con creces los 70.000 euros. Una de las claves para hacer frente a esta subida de precio (que podría repercutir en el usuario que desea adquirir un coche eléctrico) pasa por el reciclaje del mineral o la búsqueda de alternativas como el grafito o el silicio.

Consecuencias directas

Las controversias medioambientales y el encarecimiento de esta materia prima estratégica conducen naturalmente a la búsqueda de alternativas que están generando innovación. Así, en el ámbito del almacenamiento energético, algunas empresas están investigando alternativas al uso de baterías de litio a tal fin. Compañías como Gravitricity se inspiran en la tecnología de bombeo de las centrales hidroeléctricas para almacenar el excedente de energía sin necesidad de usar baterías. Por su parte, la empresa suiza Energy Vault se ayuda de grúas que elevan y bajan bloques de hormigón que almacenan y liberan la energía.

Por otro lado, un gran número de investigadores, tanto en la empresa privada como en los más prestigiosos institutos universitarios, están acelerando la investigación sobre alternativas al litio. Así, por ejemplo, ingenieros del MIT han desarrollado unas nuevas baterías que tienen como elementos principales materiales económicos y de fácil extracción como el aluminio, el azufre o la sal. Además, las baterías derivadas de estos materiales son muy duraderas (resisten cientos de cargas sin que se degraden), no son inflamables y son capaces de aguantar sin riesgo muy altas temperaturas. En este ámbito no faltan los grandes fabricantes de automóviles, que están moviendo ficha muy rápidamente invirtiendo grandes capitales en I+D. Un ejemplo es el fabricante japonés Toyota, líder actual en el desarrollo de baterías de estado sólido.

El litio es sin lugar a duda la materia prima de este principio del siglo XXI. Gracias a él, se han realizado los grandes avances que hemos visto en ámbitos como la electrónica portátil y la comunicación desde inicios del siglo, además de la creciente electrificación del transporte, que promete generalizarse en los próximos años. Tiene sin embargo sus sombras, pero no cabe duda que el frenesí investigador al que contribuye indirectamente promete desarrollos que serán muy beneficiosos para la humanidad.

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