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Consumo sostenible

Insectos como alimento sostenible: qué piensa Europa

Junio 2021

El 3 de mayo se confirmó la autorización para producir y comercializar larvas deshidratadas de tenebrio molitor. Un primer paso hacia una alimentación más sostenible para afrontar los desafíos que plantea la sobrepoblación mundial.

Hace aproximadamente un mes, Europa dio su aprobación para llevar los insectos a nuestras mesas. En particular, sobre la base del dictamen de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), el comité scoPAFF (Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos) dio la autorización para producir y comercializar larvas deshidratadas de tenebrio molitor como alimento. Se trata de un primer paso importante si tenemos en cuenta que, a nivel mundial, los insectos ya forman parte de la dieta de unos 2.000 millones de personas según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Cómo se usarán los tenebrios molitores

Se trata de coleópteros, más conocidos como gusanos de la harina o escarabajos de la harina, que pueden utilizarse enteros, deshidratados, como aperitivo o como ingrediente en distintos productos alimentarios. Las larvas de estos coleópteros pueden usarse enteras o trituradas para producir harina, con el fin de crear alimentos proteicos o galletas o pastas. La EFSA ha precisado que estas larvas no suponen ningún riesgo para la salud y que son seguras para la alimentación humana.

Una opción sostenible

Hay que remontarse a 2013 para encontrar las primeras recomendaciones de la FAO sobre el uso de los insectos como alimento nutritivo, de alto contenido proteico y fácil de obtener. Sobre todo, al ser animales de sangre fía, los insectos permiten ahorrar mucha energía y mucho pienso respecto a la ganadería de animales: en el caso de los insectos, se necesitan de media 2 kg de pienso para producir 1 kg de carne. Por el contrario, para los bovinos hacen falta 8 kg de forraje por cada kilo de carne. Asimismo, los bovinos producen grandes cantidades de emisiones que tienen un elevado impacto sobre el ambiente, como metano, amoniaco, estiércol y gases de efecto invernadero, mientras que los insectos tienen un impacto mucho menor.

 

Según muchos investigadores, los insectos comestibles serán la mejor solución para dar de comer a los 2.300 millones de seres humanos más que vivirán en la Tierra en 2050. Además, dentro de estas previsiones también debemos tener en cuenta el hecho de que podemos comernos el 80% de los grillos, el 55% de los cerdos y los pollos y solo el 40% de los bovinos.

Los próximos desafíos

Ahora mismo, la EFSA está analizando otras 11 solicitudes de evaluación para el uso de insectos en la alimentación humana. La Comisión Europea está trabajando actualmente para adoptar un reglamento que admita el uso de los tenebrios en nuestros platos. Se trata de los procedimientos legales para permitir la comercialización en el mercado europeo de productos que contengan estos coleópteros. Por tanto, una vez que se publique oficialmente este reglamento, podremos ver estos productos también en los estantes de los supermercados españoles sin necesidad de ulteriores adhesiones por parte de nuestro país.

 

Y este mercado no hará sino desarrollarse: según una estimación de la IPPIF, la International Platform of Insects for Food and Feed, en 2030 habrá unos 290 millones de consumidores de productos a base de insectos en Europa. A día de hoy, ya existen en Europa muchas empresas que han empezado a producir insectos comestibles como pienso para animales de granja y de compañía: empresas que disfrutarán de una ventaja competitiva en cuanto a know-how y procesos productivos respecto a quienes se asomen ahora a este sector por primera vez.