El envejecimiento de la población china puede llegar a ser un problema para la segunda economía del mundo pero podría ayudar a transformar su mercado de bonos de 13 billones de USD en una clase de activo internacional.
Para entender la razón, es importante analizar la relación entre la demografía, el ahorro y la balanza de pagos del país.
El porcentaje de población en edad de trabajar (entre 15 y 64 años) alcanzó máximos más o menos hace una década en el 64% y caerá hasta el 52% en 2030, según proyecciones de la ONU.
A medida que la población crece, su gasto total aumenta, especialmente en jubilaciones y sanidad. El gasto en pensiones lleva creciendo desde 2012 más rápido que los ingresos destinados a pensiones.
Además, el déficit mediano anual de las pensiones chinas previsiblemente alcanzará 1,41 billones de RMB en 2050 frente a los 50.000 millones actuales1.
Para cubrir la diferencia, el país deberá recurrir a su ahorro, cuya caída esperada lo situará en el 40% del PIB de cara a 2030 frente a su máximo del 46%.
Esta situación combinada con el incremento del gasto del país indica que solo es cuestión de tiempo antes de que China experimente déficit por cuenta corriente al consumir más de lo que produce.
Esto será un catalizador importante para el mercado de deuda china.
Cuando esto ocurra, el país deberá financiar ese déficit endeudándose más con el extranjero. Dicho de otro modo, pasará de ser exportador de capital a ser importador.
Pekín, consciente de este cambio progresivo, ha adoptado medidas diseñadas para liberalizar los mercados de capital y atraer inversión extranjera.
La apertura del mercado de bonos onshore de China es crucial para estas reformas.
Los movimientos de los proveedores de índices para incorporar bonos chinos en sus referencias más seguidas hace que los inversores deban incluir esa clase de activo en sus carteras.
Desde el lanzamiento del programa "Bond Connect" en 2017, que facilita la inversión extranjera en Hong Kong sin cuentas onshore, las autoridades chinas también han introducido la función "entrega vs. pago" que ha reducido significativamente el riesgo de liquidación.
Pekín también ha declarado una exención fiscal de tres años a los inversores institucionales interesados en bonos, hasta noviembre de 2021. Además, el Banco Popular de China se está planteando relajar las reglas de los repos y otros derivados para los inversores extranjeros.
Estos pasos así como otras medidas adicionales de apertura del mercado garantizarán que los bonos en RMB cobren relevancia en las carteras internacionales.
La propiedad extranjera de dichos bonos alcanzó el récord de 271.000 millones de USD en el primer trimestre, frente a los 160.000 millones al cierre de 2018. Esto se debió parcialmente a la anticipación de los proveedores de índices globales a la hora de incorporar bonos chinos en sus referencias de bonos internacionales más seguidas.
El índice de bonos Bloomberg-Barclays’ Global Aggregate empezó a incluir bonos chinos en RMB el pasado mes de abril, un movimiento que debería animar a otros proveedores a seguir estos pasos. En resumen, la inclusión en los índices de China probablemente generará flujos entrantes de casi 300.000 millones de USD en los próximos años.
Los inversores internacionales poseen actualmente menos del 3% de esta clase de activo, pero el Banco Popular de China espera que esta cifra alcance el 10-15% a lo largo de la próxima década.