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Sostenibilidad medioambiental

La OMS urge sobre la necesidad de nuevos protocolos de seguridad medioambiental

Noviembre 2021

La Organización Mundial de la Salud ha sido tajante: la calidad del aire sigue siendo un problema para toda la humanidad, y son necesarias nuevas medidas correctoras en favor de un mayor control de las emisiones. Para ello, ha lanzado nuevas recomendaciones relativas a un mayor control del umbral de seguridad de determinados gases altamente contaminantes.

La OMS ha vuelto a dar la voz de alerta respecto a los peligrosos niveles de contaminación del aire en el planeta. Y ha tomado nuevas medidas: a partir de ahora, los criterios que determinan la calidad del aire serán más exigentes en lo relativo al dióxido de azufre, el ozono, el dióxido de nitrógeno y el monóxido de carbono.

La OMS razona sobre este nuevo escenario con base en “las abundantes pruebas disponibles en la actualidad”, dato corroborado por la doctora María Neira, responsable del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.

El umbral de seguridad que se ha reducido más ha sido el del dióxido de nitrógeno; si con anterioridad se consideraba que una exposición anual de 40 microgramos por m3 no perjudicaba la salud humana, las nuevas directrices de la máxima autoridad en asuntos de salud lo reducen hasta 10 microgramos por m3.

Un vuelta de tuerca más para intentar sensibilizar a los gobiernos sobre la necesidad de políticas más ambiciosas en lo referido al control del medio ambiente. 

Por desgracia no se trata de un mandato legal, sino un compendio de recomendaciones. Estos nuevos criterios tratan de paliar el escaso recorrido de las medidas impuestas en 2005, y que, según los mismos datos recogidos por la OMS, supone la muerte prematura de siete millones de personas al año. Un dato estremecedor.

El criterio para endurecer los indicadores de la calidad del aire también ha tenido en cuenta las nuevas circunstancias sociales y económicas provocadas por la pandemia a escala planetaria. En algunos casos, incluso, se habla de una correlación entre la exposición a una mayor contaminación del aire y el riesgo de infección por el covid-19. 

Las patologías que se generan por la contaminación del aire se han convertido en lo más parecido a una pandemia. La neumonía, sobre todo en la niñez, es una de las causas más significativas de este azote. Pero también forman parte de este corolario de enfermedades de extraordinaria gravedad el asma bronquial, la conocida como EPOC (inflamación crónica de los pulmones), y por supuesto la relación con distintos tipos de cáncer, sobre todo el de pulmón. La propia OMS es contundente en su diagnóstico: “la morbilidad atribuible a la contaminación del aire está en el mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud a nivel mundial, como la dieta malsana y el tabaquismo”. 

A pesar de los esfuerzos y voluntades de gobiernos e instituciones, la OMS insiste en que no hay que bajar la guardia y que las medidas para paliar los efectos contaminantes se antojan insuficientes. Albert Einstein fue claro: "Nuestra tarea debe ser vivir libres, ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivientes y la totalidad de la naturaleza y su belleza".

 
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