Half Earth: una idea cuyo momento ha llegado

Por disparatado que pueda sonar, la idea de devolver la mitad de la Tierra a la naturaleza está cobrando impulso.

¿Qué pasaría si los seres humanos devolvieran la mitad de la Tierra a la naturaleza?

En este escenario futuro, la mitad de las tierras del mundo estarían permanentemente protegidas y preservadas para la naturaleza. Esto no solo salvaría especies animales y vegetales en peligro de extinción, sino que también nos ayudaría a lograr objetivos relativos al cambio climático.

Para el observador ocasional, tal aspiración de cambiar el mundo parece inverosímil. Sin embargo, para sus defensores –tales como el Proyecto Half Earth o la coalición Nature Needs Half que son organizaciones de defensa de la biodiversidad– la idea está ganando aceptación rápidamente entre responsables políticos y líderes empresariales.

El concepto no es nuevo. El conservacionista canadiense Harvey Locke y el biólogo americano E.O. Wilson se encuentran entre los primeros que propusieron una idea relativa al concepto Half Earth en los primeros años de la última década.

Inicialmente, sus puntos de vista no generaron un gran interés. No obstante, la corriente de opinión ha ido cambiando recientemente a su favor.

Tanto que la histórica cumbre sobre biodiversidad de las Naciones Unidas en 2021 se inspirará en gran medida en el concepto Half Earth. Esta organización pretende incluir objetivos de biodiversidad más claros dentro de su nuevo Convenio sobre la Diversidad Biológica.

Se discuten objetivos que comprometerían al mundo a aumentar la proporción de tierras conservadas para la naturaleza al 30% para 2030 y al 50% para 2050. La cumbre está siendo promocionada como la más importante sobre el medio ambiente en más de una década.

Descuidada durante la mayor parte de la década de los 2000, la protección de la biodiversidad se ha convertido en los últimos años en una prioridad máxima para organizaciones internacionales y gobiernos. Ahora adquiere la misma importancia que las emisiones de CO2 en el debate del cambio climático.

Es difícil sobrevalorar la relevancia de este cambio de énfasis. Las actividades humanas como la extracción de recursos y la agricultura intensiva amenazan con desencadenar un "holocausto biológico", si no se controlan, afirma Wilson.

No obstante, resulta complicado manejar los datos científicos que respaldan la idea de que está ocurriendo una pérdida de especies. Nadie sabe con seguridad cuántas especies alberga la Tierra, lo que convierte las tasas de extinción en estimaciones aproximadas en el mejor de los casos.

La ONU estima que hasta un millón de especies animales y vegetales se encuentran en inminente peligro de extinción. Otros modelos, como el de los Límites Planetarios del Centro de Resiliencia de Estocolmo, estiman que las actividades humanas son responsables del aumento de la tasa de extinción a un ritmo 100 veces superior al ritmo natural.1

No obstante, la pérdida de especies es solo un aspecto dentro del tema de la biodiversidad. Los animales, los insectos y las plantas no pueden existir sin los hábitats y ecosistemas en los que se han adaptado para vivir.

Y por eso el concepto Half Earth se convierte en una herramienta particularmente efectiva para formular políticas.

Su mayor atractivo es su simplicidad. Half Earth es un concepto intuitivo que puede ser fácilmente entendido por el público general. Este concepto contrasta con el acuerdo de biodiversidad existente y que pronto expirará, que contiene 20 objetivos en gran medida incumplidos que incluyen la protección del 17% de la superficie terrestre y marina.

"Half Earth es una visión audaz. Pero también es sencilla: entre tú y yo, ¿cuál es la forma justa de compartir un recurso?", plantea el Dr. Erle Ellis, profesor de Geografía y Sistemas Medioambientales en la Universidad de Maryland, condado de Baltimore, y destacado investigador del Proyecto Half Earth.

"Representa una visión global que permite a la gente plantearse qué tipo de biosfera quiere dejar a las generaciones futuras". Y para ser claros, en realidad estamos hablando de toda la Tierra, no solo de la mitad".

Ya desde mucho antes de la Revolución Industrial, los seres humanos han estado convirtiendo los bosques, las praderas y los humedales para alimentar y alojar sus crecientes poblaciones.

Este cambio sistemático en el uso de las tierras –y la pérdida de hábitats asociada– se identifica como la mayor causa de pérdida de la biodiversidad. Resulta preocupante que alrededor de la mitad de la superficie terrestre ya esté en uso. La creciente demanda de tierras de las poblaciones humanas, que está prevista que alcance los 10.000 millones para 2050, solo dificultará aún más la protección de los hábitats naturales.

¿Cuál mitad, dónde y cómo?

Si tiene éxito, Half Earth podría constituirse en el proyecto de conservación más extenso de la historia, incorporando una superficie terrestre de más de 70 millones de kilómetros cuadrados –cincuenta veces mayor que la red de conservación existente más grande, que está en Europa.2

Un grupo de científicos medioambientales ha propuesto un enfoque basado en "regiones ecológicas" para lograr el objetivo del Proyecto Half Earth. Abarcando las zonas forestales de Alaska y Yukón, los bosques de mopane de Angola y las zonas arbustivas y los prados alpinos del Himalaya, las regiones ecológicas son una red de hábitats protegidos y diversos que albergan especies y ecosistemas amenazados y de importancia global.

Actualmente, el 13% de 864 regiones ecológicas cumple con el objetivo del Proyecto Half Earth, mientras que el 37% no lo cumple, pero tiene el potencial para alcanzarlo.3

Pese a todos los beneficios derivados de la protección de la biodiversidad, se teme que el Proyecto Half Earth y otros planteamientos para la conservación de la fauna y la flora puedan amenazar a las poblaciones indígenas y a otras poblaciones rurales.

Sus críticos alegan que, llevado al extremo, un planteamiento de "Conservación Fortaleza" podría provocar la confiscación de tierras y el desalojo de sus habitantes.

Por este motivo, los científicos sostienen que es esencial que a las comunidades locales y a los indígenas –representantes de más de un tercio de todas las zonas salvajes que permanecen intactas– se les conceda autonomía para gestionar la sostenibilidad de sus tierras en un sistema más inclusivo.

"No cualquier tipo de conservación beneficia a las personas que viven y trabajan en zonas protegidas. La Conservación Fortaleza –centrada principalmente en mantener a la gente fuera de ella– es una estrategia injusta y es preciso combatirla... Con el Proyecto Half Earth, este tema debe tener la máxima relevancia", comenta el Dr. Ellis.

Pero con las estrategias adecuadas, el potencial de la conservación para ayudar a la gente vulnerable tampoco tiene precedentes.

Él cita un ejemplo en Namibia, donde el Gobierno permitió a las comunidades locales crear conservaciones –zonas con fronteras definidas y estructuras de gobierno y gestión fuera de los parques– para proteger la flora y la fauna. Considerado ahora como un éxito tanto para la naturaleza como para las personas, estas conservaciones abarcan más del 20% del país y generan más de 10 millones de USD anuales de ingresos en efectivo y beneficios para los habitantes locales.4

El camino hacia la realización del Proyecto Half Earth

Algunos científicos piensan que el Proyecto Half Earth podría aplicarse en combinación con el Acuerdo de París sobre el Clima para reducir el calentamiento global. Las naciones se están quedando atrás respecto al objetivo de París ya que, según las proyecciones, las temperaturas aumentarán 2,8ºC para finales del siglo XXI, casi el doble del límite sostenible.5

Mediante la protección de hábitats y del carbono que esos hábitats retienen, el Proyecto Half Earth podría ser parte de la solución.

"Quemar combustibles fósiles se ha convertido en algo así como imprimir dinero –una enorme fuerza en las sociedades– lo que dificulta mantener el carbono fuera de la atmósfera y retenido a salvo en el suelo. Aunque las energías limpias están aumentando, llegan con demasiada lentitud para darle la vuelta a una situación tan complicada como esta. Con las tierras, contamos con una trayectoria diferente", asegura el Dr. Ellis.

La ONU estima que casi el 15% de la superficie terrestre está protegida actualmente, lo que significa que el mundo se encuentra a casi un tercio del camino para alcanzar el objetivo del 50%.6

Para que el Proyecto Half Earth pueda tener éxito, las prácticas agrícolas deben cambiar radicalmente.

En este sentido también existen razones para sentirnos optimistas. Los avances en la tecnología agrícola están ayudando a mejorar la eficiencia de la producción de alimentos y a estabilizar la extensión global de las tierras utilizadas para el cultivo, explica el Dr. Ellis.

Los datos respaldan este punto de vista. El rendimiento medio de los cereales casi se ha duplicado en el último medio siglo, superando con creces el índice de crecimiento poblacional.

Esto significa que la cantidad global de cereales producida por persona ha aumentado. Como resultado, el mundo ha liberado de la producción agrícola globalmente 1.260 millones de hectáreas de tierras –lo que equivale prácticamente a la superficie de México y Europa juntos.7

El Dr. Ellis sugiere que ciertos incentivos económicos y la investigación científica deberían reforzar esta tendencia positiva. Las empresas también pueden ayudar a promover la propuesta del Proyecto Half Earth.

"Cada administrador de tierras y cada persona en la cadena de suministro deben tomar decisiones. Las empresas y las instituciones pueden colaborar estrechamente para incentivar prácticas de conservación a mayor escala", recalca el Dr. Ellis.

"Deberíamos estar haciendo mejores negocios con la biosfera".

[1] El marco de Límites Planetarios analiza nueve dimensiones medioambientales críticas para el cambio climático; pérdida de biodiversidad; cambio en el uso del suelo; flujos bioquímicos; contaminación química; consumo de agua dulce; acidificación de los océanos; agotamiento de la capa de ozono y carga de aerosoles atmosféricos. Rockström et al. 2009
[2] Ellis, E. and Mehrabi, Z. Current Opinion in Environmental Sustainability, vol. 38, 22-30 (2019)
[3] Dinerstein, E. et al. Bioscience. 2017 Jun 1; 67(6): 534–545.
[4] WWF
[5] Climate Action Tracker
[6] World Database on Protected Planet
[7] Our World in Data