El reto de la sostenibilidad en la construcción

La industria de la construcción tiene una misión: volverse más ecológica redescubriendo materiales tradicionales, inventando otros nuevos e integrando la digitalización.

Los edificios tienden a alzarse a nuestro alrededor, ladrillo a ladrillo. 

Pero en el centro de Milán, una nueva instalación surgió del suelo literalmente. El Jardín Circular comprende 60 arcos de micelio (o raíces de hongos) colocados sobre los senderos del parque para que los visitantes caminen por debajo de ellos. Con 4 metros de altura cada uno de ellos, los arcos necesitaron un periodo de crecimiento de seis semanas y, al final de su existencia, volvieron al suelo en forma de abono en un perfecto ejemplo de economía circular en acción. 

Diseñado por CRA-Carlo Ratti Associati en colaboración con ENI, una mayor empresa petrolera y de gas, el proyecto forma parte de un creciente movimiento para una mejor armonización de la industria de la construcción con el medio ambiente. 

«En realidad, el hongo es un material muy interesante, es casi tan resistente como la madera y mucho más ligero. Procede del suelo y vuelve al suelo», explica Carlo Ratti, socio fundador de CRA y director del MIT Senseable City Lab.

«Estamos observando un gran impulso hacia la circularidad: la idea de que cualquier cosa que se construya, al final de su vida se reutilice o se recicle, que no se mande al vertedero». 

Este planteamiento es esencial si los países pretenden cumplir sus objetivos de cambio climático. Los edificios representan el 36% del uso de la energía global a través de su construcción y funcionamiento. También son responsables de casi el 40% de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía.1  

La construcción sostenible dista de ser sencilla. Con el empleo de micelio, la durabilidad es un problema ya que el hongo termina descomponiéndose. Los arcos del Jardín Circular fueron diseñados solo para ser expuestos durante un mes. 

No obstante, esto no es necesariamente un problema. Mientras que los materiales que se descomponen rápidamente no serían adecuados para edificios como bloques de apartamentos, podrían ser perfectos para un pabellón de exposiciones o un restaurante efímero. También podrían funcionar bien al usarse como materiales de construcción en el interior de edificios, donde están protegidos del clima. 

La madera es otro material ecológico que está siendo explorado por arquitectos y empresas constructoras, y cada vez más promovido por organizaciones de ciudades inteligentes que aspiran a construir metrópolis sostenibles. Cada vez más políticos y organismos reguladores se están uniendo a la iniciativa. El gobierno municipal de París, por ejemplo, ha ordenado que cualquier edificio de menos de ocho plantas construido para los Juegos Olímpicos de 2024 debe ser fabricado íntegramente en madera. Mientras tanto, toda Francia se está planteando una ley que podría obligar a todos los nuevos edificios públicos a emplear al menos un 50% de madera y otros materiales sostenibles. Otras ciudades como Lucerna en Suiza también están planteando iniciativas que fomentan la construcción con madera.

«Cada vez recibimos más y más peticiones relacionadas con el empleo de madera», comenta Ratti. «Lo interesante de la madera es que es totalmente circular, se trata de un depósito de carbono, una forma de almacenar carbono siempre que no quieras quemarlo».

Sorprendentemente, la madera también es un material seguro contra incendios y puede emplearse para ofrecer resistencia al fuego hasta durante dos horas. También se quema y carboniza a un ritmo lento y uniforme, haciéndola muy predecible. Por el contrario, los metales como el acero pueden fundirse de forma rápida e impredecible una vez que alcanzan la temperatura crítica, y pueden causar derrumbamientos estructurales repentinos.  

Aunque la madera también es relativamente cara, los planes de Europa de establecer un nuevo impuesto al carbono podrían ayudar a dar un giro al análisis de costes en su favor. Ratti estima que un impuesto de aprox. 50 dólares estadounidenses por cada tonelada de CO2 podría casi doblar el coste del cemento, pero incluso una tasa más baja podría tener un impacto significativo.

También se está aplicando tecnología que permita utilizar la madera en la construcción de edificios de mayor tamaño. En su  estado natural, la madera no puede utilizarse con facilidad en estructuras de rascacielos muy altos, sobre todo porque tiende a encogerse cuando se seca. 

Una posible solución es madera contralaminada (CLT), un panel de madera hecho de tablones encolados entre sí a partir de un único tronco. Mientras que la construcción en madera antiguamente se limitaba a casas unifamiliares o pequeños edificios multifamiliares, los edificios de altura media o incluso de gran altura ahora pueden erigirse en madera empleando la tecnología CLT. El Grupo Sumitomo japonés está proyectando un rascacielos de 70 plantas hecho a partir de CLT que podría estar terminado en 2041. 

Estable y resistente, la CLT se emplea en la prefabricación de madera maciza, suelos y otras estructuras que pueden ensamblarse de forma mucho más rápida en el lugar de construcción, lo que reduce costes y emisiones, siendo la madera más ligera, pero con la misma capacidad de resistencia que otros materiales de construcción y con un impacto mucho menor en el medio ambiente.

«La CLT es uno de los mejores materiales para empezar a construir una casa como si estuvieras construyendo un avión... Para lo que normalmente necesitarías 12 meses en una construcción normal, puedes hacerlo en un mes, por lo que el potencial es enorme si prefabricas todos los elementos», comenta Ratti. «Hoy en día todavía es más caro que la construcción tradicional, pero ahorras tiempo, por lo que resulta competitivo si quieres ser rápido y gestionar todo de forma digital. Si construyes con rapidez, puedes vender tu apartamento más rápido y necesitas menos capital de trabajo».

Los experimentos de prefabricación propia de Ratti no solo incluyen madera, sino también un nuevo material circular desarrollado por la empresa china Broad Sustainable Building (BSB), que es la clave de uno de sus últimos diseños: la torre de pistas de tenis Playscraper que puede ser reestructurada y trasladada según se necesite. 

La ligera estructura tipo sándwich de acero inoxidable es totalmente reutilizable y reciclable. Ofrece importantes beneficios en materia de eficiencia, así como una reducción de los residuos de construcción (ya que es 90% prefabricado) y del tiempo de construcción, conllevando también este último una menor contaminación acústica. También es totalmente reutilizable y reciclable. 

«Gracias a la digitalización, podemos eliminar muchas de las deficiencias que tenemos en construcción. Esto es lo que sucedió en el sector aéreo hace un par de décadas», comenta Ratti. 

El Boston Consulting Group estima que la digitalización a gran escala podría generar hasta 1700 billones de dólares estadounidenses en ahorro anual de costes para el sector de la construcción y reducir significativamente los retrasos.