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Inversión y medio ambiente

Abril 2020
Material de marketing

La donación multimillonaria de Bezos contra el cambio climático

El fundador de Amazon, Jeff Bezos, ha comprometido 10.000 millones de USD para luchar contra el cambio climático. ¿Dónde debería invertir el dinero para que surta el máximo efecto posible?

Si tuviera 10.000 millones de USD para invertir en la lucha contra el cambio climático y en la protección de nuestro planeta, ¿a qué destinaría ese dinero? Ese es el dilema al que se enfrenta el presidente de Amazon, Jeff Bezos, que ha reservado precisamente esa cantidad para su nuevo fondo filantrópico “Earth Fund”.

Desde las más futuristas (como drones que generan energía eólica) hasta las más prosaicas (monitores de la presión del agua para prevenir fugas de las tuberías), la gama de tecnologías medioambientales viables a las que podría destinar ese dinero es cada vez más amplia.

Basándonos en nuestra propia experiencia de dos décadas en inversión temática, creemos que las tres áreas citadas a continuación son las más idóneas para beneficiarse de la multimillonaria aportación de Bezos. 

1. La madera del futuro

En el ámbito de la construcción es necesario profundizar más en la investigación de materiales avanzados derivados de la madera. Los materiales de construcción tradicionales, como el cemento y el acero, requieren un elevado consumo energético para su fabricación. En cambio, los materiales de construcción a base de madera no solo consumen menos energía en su producción sino que, lo que es más importante, también pueden actuar como almacenes de carbono durante su existencia. Por lo tanto, la ciencia de materiales ofrece una oportunidad enorme para encontrar nuevas formas de utilización en la construcción urbana de materiales avanzados basados en la madera que sustituyan progresivamente al acero y al cemento. Las previsiones indican que el mercado de productos derivados de la madera crecerá a una tasa de crecimiento anual compuesto del 25%.1 Al encontrarse en una fase temprana de desarrollo, se beneficiaría de una mayor financiación para su investigación fundamental y aplicada.

2. Baterías limpias

A la industria de las energías limpias no le ha faltado inversión, pero un área que se ha quedado rezagada es el almacenamiento de dichas energías. Se estima que, solo en EE.UU., se necesitarán 120 gigavatios de almacenamiento de energía para 2050, cinco veces más que la capacidad disponible actualmente.2 La investigación también debe centrarse en mejorar la huella medioambiental de las baterías (en particular las de ion-litio) y en hacerlas más reciclables. Además, aunque se han logrado avances en materia de almacenamiento a plazos bastante cortos, la integración a la escala necesaria de las energías renovables en la red eléctrica requiere soluciones sólidas para lograr un almacenamiento a más largo plazo, que dure varios meses para crear un margen de seguridad frente a las variaciones estacionales de la producción y el consumo energéticos. El almacenamiento de hidrógeno, si se puede perfeccionar, podría ser una solución viable para almacenar el excedente de las energías renovables.

3. Plástico ecológico

El plástico tiene un problema de imagen. Es difícil de reciclar, no se descompone fácilmente y puede ser letal para la fauna y flora silvestres, tanto terrestres como marinas. En lugar de excluirlo por completo, necesitamos hacerlo más ecológico. 
Bio boom
Plásticos biodegradables: datos y previsión del valor del mercado global de 2018 a 2027 (en miles de millones de USD)
 
Mercado de plásticos biodegradables
Fuente: Marketsandmarkets, 2019

Esto implica desarrollar plásticos biodegradables viables para reemplazar los actuales plásticos basados en combustibles fósiles. Estos últimos emiten CO2 a la atmósfera si se incineran tras su uso, o contaminan los ecosistemas si se deja que se descompongan. Los bioplásticos actuales constituyen una mejora, ya que reducen la dependencia de los combustibles fósiles. Pero muchos se sintetizan para convertirlos en químicamente equivalentes a los plásticos convencionales, lo que significa que surtirán los mismos efectos perjudiciales para el medio ambiente al final de su ciclo de vida. De ahí la necesidad de desarrollar bioplásticos biodegradables centrándose en encontrar la velocidad de biodegradación adecuada para cada aplicación específica. Se prevé que el valor de los mercados globales de plásticos biodegradables en 2027 alcance los 12.400 millones de USD –un incremento del cuádruple en una década.3

Además de desarrollar nuevas tecnologías, necesitamos comprender mejor el mundo que nos rodea y nuestro impacto en él. Para ello, sería sumamente útil investigar los servicios ecosistémicos –los beneficios que obtenemos del medio ambiente natural y de los ecosistemas sanos.

Al identificar un conjunto de servicios ecosistémicos generalmente aceptados y asignarles un valor, podemos orientar mejor los esfuerzos de conservación y estimular la inversión en infraestructuras ecológicas. El conocimiento insuficiente de lo que es necesario preservar, de cómo y de por qué hacerlo, ha dificultado la coordinación de tales iniciativas.