I am Article Layout

Seleccionar un perfil:

Este contenido es únicamente para inversores de tipo: Intermediario financiero y Inversor institucional y Inversor particular.

Impacto del coronavirus en el comercio internacional

Abril 2020
Material de marketing

La globalización después del virus

La pandemia del coronavirus amenaza con acelerar la desglobalización. No obstante, hay motivos para esperar que no sea así.

La pandemia del coronavirus ha ensombrecido el panorama del comercio internacional. A corto plazo, los confinamientos en todo el mundo han provocado un desplome sin precedentes del comercio transfronterizo, una reacción lógica que obedece a razones de salud pública. Pero subsiste el temor a que, una vez superada la crisis, estos efectos negativos persistan durante mucho tiempo. Sin embargo, este no debería ser un resultado inevitable.

Hay buenas razones para creer que, aunque es probable que se produzcan cambios, tal vez sustanciales, en la red de relaciones económicas internacionales, el comercio no se verá perjudicado de forma catastrófica. Más bien habrá una parte de los flujos de bienes físicos que serán reemplazados por servicios digitales. Paralelamente, las cadenas de suministro probablemente se ampliarán y se volverán más regionales.

Antes de la pandemia

El principal temor es que el retroceso de la globalización que se inició con la crisis financiera global de 2008 (CFG) se vea agravado por la pandemia del coronavirus. El Brexit, las guerras comerciales del presidente Donald Trump, las tensiones migratorias en Europa, el avance del populismo que desafía a las élites o los ataques contra instituciones multilaterales, como la Organización Mundial del Comercio, se mencionan habitualmente como síntomas de la deriva contraria al comercio y a la apertura de fronteras. 
Fig. 1 - El comercio mundial decae...
Comercio mundial como % del PIB mundial
Comercio mundial como % del PIB mundial
Fuente: Pictet Asset Management, FMI, CEIC. Datos del período comprendido entre el 31/12/1999 y el 20/04/2020
La globalización tocó techo con la CFG. En 2008, el comercio mundial de bienes había alcanzado un máximo del 25,3% del PIB global. En 2019, esa proporción había caído al 21,7%. Sin duda alguna, el aumento del proteccionismo fue un factor que contribuyó a ello –en esa década se impusieron medidas comerciales restrictivas a importaciones por valor de 1,5 billones de USD, es decir, el 7,5% del comercio mundial en 2018. Pero también concurrieron otros dos factores que tienen poco que ver con los movimientos antiglobalización. En primer lugar, el débil crecimiento de las inversiones tras la CFG frenó la demanda de importaciones relacionadas con la inversión, el componente de la demanda interna que más comercio requiere. En segundo lugar, a medida que maduraban las economías emergentes, encabezadas por China, empezaron a dejar de ser una estación intermedia en la cadena de suministro global –la mayoría de los bienes manufacturados de alta gama suelen cruzar varias fronteras en su camino hacia su transformación en productos acabados. En 2004, por ejemplo, las importaciones de China destinadas a la reexportación representaron el 29% de las exportaciones totales. En 2019 esa proporción había disminuido al 13,2%.
 

El coronadilema

No cabe duda de que la integración internacional ha sido un factor importante en la velocidad de propagación de esta pandemia. El virus se originó en un mercado central chino, probablemente en algún momento del último trimestre de 2019. A finales del primer trimestre de 2020 ya se encontraban en cierto grado de confinamiento todas las principales economías del mundo. Esta rapidez no es de extrañar en esta época de turismo de masas: hoy en día hay miles de vuelos que conectan las partes más dispares del mundo y las grandes ciudades se han convertido en centros neurálgicos del transporte internacional.

Los gobiernos que salgan de esta crisis sin duda se pensarán dos veces los beneficios de la integración e interdependencia globales. Las barreras a los viajes probablemente serán bastante rígidas, de forma similar a las medidas de seguridad adoptadas tras los atentados del 11 de septiembre.

Fig. 2 - ...mientras madura la economía de China
Importaciones chinas destinadas a la reexportación como % de las exportaciones totales
Importaciones chinas destinadas a la reexportación como % de las exportaciones totales
Fuente: Pictet Asset Management, FMI, CEIC. Datos a 20/04/2020

China podría ser objeto de nuevas restricciones –los políticos populistas de otros países arguyen que es necesario “castigar” al país por ser el origen de la infección.

Entretanto, las cadenas de suministro globales han sufrido importantes interrupciones debido al cierre de fábricas mientras duren los confinamientos. Las empresas podrían reaccionar tomando medidas para reducir sus vulnerabilidades.

Una nueva globalización

Pero, aunque en el mundo postcoronavirus existan riesgos para la globalización, lo más probable es que el comercio internacional adopte nuevas formas en lugar de debilitarse. 

Podrían disminuir tanto el comercio de bienes físicos como la movilidad de las personas. Pero no cabe duda de que la globalización digital cobrará más importancia. El confinamiento mundial ha demostrado a los sectores público y privado lo mucho que se puede conseguir a través de Internet –tanto en términos de eficacia del teletrabajo como de practicidad de los servicios en línea. Las videoconferencias pueden ser mucho más eficientes y ahorrar más tiempo que las reuniones presenciales. El aprendizaje electrónico puede ser eficaz y, potencialmente, facilitar el acceso de muchos más alumnos a la enseñanza de alta calidad. 

Aunque las empresas podrían inclinarse por relocalizar parte de su producción, el principio de la ventaja comparativa seguirá vigente. Desde el punto de vista económico, siempre será más eficiente adquirir determinados bienes y materiales de otros países. En cambio, las empresas podrían pasar a depender menos de fuentes únicas, incrementando la resistencia de sus redes de suministro mediante la diversificación de sus redes de proveedores y la incorporación de cierta redundancia. Esto podría incrementar un poco los costes de producción, pero las empresas podrían considerarlo como un seguro frente a posibles interrupciones de las cadenas de suministro. 

La reducción de las cadenas de suministro podría originar que el comercio se volviera más regional –como ha sucedido en Asia en las últimas tres décadas, incluso desde la CFG. El comercio entre los países asiáticos representaba el 28% de las exportaciones totales de Asia, y aumentó al 42% en 2008 y al 46% en 2018. En los casos en que esto aumente los costes laborales, las empresas pueden compensarlo avanzando hacia una mayor automatización.

En cuanto al papel de China en el mundo, su celeridad en la prestación de ayuda médica y suministros de emergencia a multitud de países seguramente le habrá granjeado amigos a nivel mundial, lo que demuestra la necesidad de la cooperación multilateral incluso ahora que los países se han aislado en otros aspectos. Esta pandemia ha fomentado una colaboración internacional sin precedentes en el campo de la investigación médica. China ha sido fundamental en este esfuerzo, por haber sido la primera en sufrir el virus y por la magnitud de su comunidad e instalaciones científicas.

Es cierto que las relaciones comerciales siempre conllevan riesgos. No obstante, no hay que subestimar los beneficios de las economías interconectadas globalmente, que son mucho mayores que los costes. Las últimas décadas de aumento del comercio internacional, impulsado por la caída de barreras tales como los aranceles, han sacado de la pobreza a cientos de millones de personas –no solo en Asia, sino en todo el mundo. No debemos permitir que la pandemia destruya todo lo que se ha conseguido.